2- del hombre al hombre

PROLOGO

[1](Traducción de la mano del propio José  Knecht.
…pues, aunque en cierta manera y según al parecer de la gente frívola, las cosas inexistentes son más fáciles de representar con palabras que las existentes y hay menos responsabilidad en tal representación, en cambio para el historiador fiel y concienzudo, son cabalmente lo contrario: nada escapa tan aína a la exposición verbal y nada es, sin embargo, tan necesario de poner ante los ojos de los hombres como ciertas cosas cuya existencia no puede demostrarse ni es verosímil, si bien por el hecho de que personas fieles y concienzudas las consideren existentes en cierta medida, vienen a dar un paso para acercarse al ser  y a la posibilidad de nacer.)
Cap. I                                                                                               


Subjetivo…tierra de nadie.
Juego del caminante.
Instrucciones:
·         Aquel que desee comenzar este juego deberá aceptar como único medio de trasporte su propio cuerpo, entiéndase esto como, nada debe interferir entre situación y experiencia corpórea; el caminar es un acto de presencia absoluta, tanto mental como física del sujeto, que asume el andar como medio de experiencia.
·         La respiración es un punto de suprema importancia para aquel que asume esta experiencia. Tome, como primera medida, plena conciencia de su cuerpo como espacio que habita, habitando otros espacios. Es pues de suprema importancia que el ejercicio de caminar sea acompañado por una respiración consciente, así, de esta forma el caminante asumirá poco a poco lucidez de sí mismo en el acto de desplazarse.
·         Aunada al proceso de la respiración y el caminar está la  mirada; quien camina consciente no se detiene en cavilaciones, es decir no para en pensamientos que lo dispersen del ser y de estar presente en la situación. La mirada entonces será ejercitada como vínculo al exterior, esto con la intención  de que el caminante tenga siempre una experiencia constante con cada cosa que se presente en su tránsito.
·         La caminata no se define en tiempo ni espacio, solo se presenta y quien desee la continúa; la caminata es una situación espontánea, y así mismo todo lo que ocurre en esta situación es espontáneo.
Solo hay que adquirir consciencia del ser y estar, para eso se recomienda comenzar a asumir los ejercicios anteriormente citados como una forma de entrenamiento y entretenimiento.

·         El caminante se entrega sin pensamiento al andar, sus pasos no dejan huella alguna.
·         Este mira una roca donde descansa un anciano sonriendo bajo la lluvia y de sus barbas fluye una cascada; el caminante escucha atentamente al lúcido anciano: he encontrado una carta en blanco, la he mirado, la he tomado, la he leído, reído y llorado, la he devuelto al camino.
·         El agua fluye  entre las rocas montaña abajo y el caminante sigue cuesta arriba limpiando el polvo de sus ropas; busca un bastón  para apoyarse y una tercera pata para pasar el tiempo.
·         El cielo mantiene su curso, lo permanente muta en las aguas profundas…una gota emerge, el estanque conserva su forma; todo bajo el cielo renueva el curso de las cosas.
·         El caminante de cacería permanece en el silencio del viento; la liebre husmea algunas zonas. Sin tiempo ni pensamiento una lanza surca sin tempestad  el firmamento. El fuego cuece, el humo invita, algunos moradores rastrean y un ave grazna atisbando  su sombra. El caminante comparte y se alimenta.
·         La morada improvisa sueños aquí y allá; un lecho de leche y musgo para aquel cuya cabeza descansa en la mirada del ave negra. Tres círculos antes del sueño; un perro olfatea la madrugada, un zancudo persevera hasta la muerte, el escarabajo mora bajo el durmiente.
·         Escribir en las rocas…un memorial de susurros… grillos y cigarras, una mirla vuela el  alba
·         Cada quien atiende sus labores esta mañana, Pasos sin huella, el caminante retoma el aire… ¡pronto! mas allá el pan, el huevo  y la leche, bienestar de las nubes, solo el cielo es permanente.
A


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¿Cuál es tú nombre?
¡No hay nombre!
¿Cuál es tú nombre?
¡No!... Hay nombre
…Mirar el cielo, mirar la tierra; observar las siluetas que cruzan los puentes al final del día; mirar los reflejos en la superficie de los charcos de agua… ¿Qué ves?
…¿un nombre?
No sé cómo comenzar a escribir; mmm… pero se me ocurre una idea; recuerdo haber leído lo siguiente en algún texto de aventuras y viajes:

3*A tomó asiento frente al espejo que había pegado  en una de las paredes de su alcoba. Reflejado en aquel cristal comenzó a recorrer con la mirada el territorio que surgía del espejo.

Sin tiempo ni más pensamiento que aquel instante, A se detuvo en un lugar; una formación rojiza alargada horizontalmente que comenzó a moverse, abriéndose humeante una herida en aquel espacio; era un territorio que se abría  tan pausada y delicadamente que no provocaba mayor perturbación a su alrededor.
Lentamente un agujero se expandía, dejando ver la profundidad de aquel territorio que A se detuvo a observar. El aire que salía de este lugar era cálido y denso pero al mismo tiempo  delicado, con un leve olor a hierro y tierra que dejaba descansar la mente en el frescor de los aromas recónditos. Era un orificio oscuro y profundo al cual A temió entrar, aunque decidió  mirar un poco más en las tinieblas. El soplo cálido creaba algún distorsionamiento  de las formas que, en A, comenzaban a esbozarse, y que constantemente, a causa de aquel vaho tibio, se dibujaban y desdibujaban en su mente; A comenzó a sentir vértigo, acompañado de un estremecimiento que le erizó los vellos del cuerpo y lo hundió en un estupor frío y húmedo; A fue consumido por el relente que lo atrapaba y lo sumía en aquel aliento, que lentamente lo fue llevando allá,  a la oscuridad.
Las cosas pasaban, los aturdidos latidos de A se confundían en el va y ven  de la respiración de la cual A apenas si tenía conciencia. Todo se fue disolviendo en un agresivo tic-tac y finalmente  aunque quiso hablar no pudo pronunciar palabra u obtener idea alguna para poder explicar lo que sentía en ese lugar tremendamente oscuro de aroma profundo y ventral, donde  el dolor en las mandíbulas y el desgarro de las comisuras de la boca fueron lo único que quedo de aquel grito que se detuvo en el tiempo.
·         Tomado de las memorias de A. 1979 ed. Gun club. pág. 24 cap. 8 (la situación de A).
Me pregunto cómo me cuestiona mi propia imagen, cómo me cuestiona lo significante de esta imagen, cómo la imagen de mí mismo es un símbolo, un estigma generado en aquel breve instante frente al reflejo que plantea Lacan en el estadio en el espejo.
El espejo… ¿el generador de lo patético en el hombre?, ¿el generador del gran yo, de la mismación?; según Lacan el ego se conforma en este breve estadio, pero lo interesante de la situación de A es que, en este caso, el espejo es una ventana a la fragmentación, a una escisión si se quiere; solo que esta vez ocurre del yo para el yo, no solo es su cuerpo el que se fragmenta, es en sí toda su visión y entendimiento del mundo lo que se quebranta. Pienso entonces en la obra de arte como un espejo que mantiene regularmente una distancia con el espectador, y hasta con su creador; la obra de arte como objeto no se activa a no ser que alguien entre en contacto con este, a no ser que alguien intente descifrarla; pero justo aquí hallo que el reflejo de la obra no solo representa algo que el artista quiso exponer. La obra me expone, me presenta y representa como individuo viviente (espectador), y es en-sí esta primera relación de visualidad la que activa una situación reflexiva, podría ser que en esta reflexión uno se vea tan identificado, tan referenciado que, en-sí mismo, comience entonces a experimentar desde esta naciente circunstancia un nuevo estadio en el espejo; solo que -(creo  esta vez)- no para formarse sino para cuestionarse, para fragmentarse.
La fragmentación del yo es uno de los grandes pasos del arte, cuestionar siempre ha sido una las formas de diálogo entre artista y público, y la obra aquel escenario de los interrogantes que, para dado caso, presenta representando de lo real cuestiones intrínsecas en común, en el mundo simbólico de los individuos artista y espectador; la obra entonces es un territorio para reevaluar la realidad que en común experimentan ambos sujetos solo que, como en el espejo, quien se refleja es un individuo singular que vivencia el mundo simbólico -acaso ¿plural?-   Desde su más íntima percepción.
Cabe entonces la posibilidad de anunciar que la obra es un objeto que ocupa un lugar en el espacio presto a ser vivenciado, singular o colectivamente, según el ánimo de quien se atreve a dialogar desde sí en esta situación denominada obra de arte.
Este tema me remite inmediatamente a pensar en lo simbólico del valor colectivo de una imagen. ¿Qué es lo que reconozco de mí frente al espejo; una especulación acaso, una definición en palabras-sonidos; o acaso es un definición puntual de lo que es ser humano? I think about the artEscribiría A en sus memorias
La especulación en torno a las imágenes son devenires de las palabras como lo anuncia Roland Barthes en  El imperio de los signos.  Respecto a esto me gusta pensar que A viaja como un extranjero su propia imagen y como extranjero,  explora este territorio, se pierde  y descubre; Un rostro, un cuerpo, un hombre, un roll que se define en la colectividad del mundo, -ya no ESTÁ dentro “en-sí” mismo, sino que es  sí-mismo  de manera que desde el momento en que se extrae de un ESTAR individual para fundirse en un SER colectivo, es en sí  YO en-el mundo y no un yo en-sí mismo. El espacio que explora A, como sujeto, es un área que parece finita y definida como (A) -sonido que referencia a este individuo en particular como territorio físico y conceptual- pero que poco a poco se va expandiendo y se va haciendo infinito, entonces este sonido-forma (A) se va elongando en el espacio hasta convertirse, qué sé yo, en ¿ruido blanco?


[1] Herman Hesse .Pág. 10. EL JUEGO DE LOS ABALORIOS. Biblioteca Herman Hesse. Alianza editorial.